Pobre angel, angel oscuro... tan poderoso.
Tú recuerdas tu gloria, tu conoces tu poder y tu impotencia. En tu memoria está aquella dulce inocencia pero no puedes sentirla en el recuerdo, solo lo sabes. Has actuado conmigo lo que recuerdas, pero al final estas vacío. Diste un pequeño salto y dejaste atrás la luz. Has querido conocer más allá de los límites, apostaste por no tener miedo o por sentirlo todo al mismo tiempo y te perdiste.
Dices ser humilde y sencillo, pero dos segundos en tus ojos me revelan 10 mil vidas agonizado. Exploras los confines con tu mente poderosa, pero tus pies se arrastran lamiendo el suelo, jalando tu polvorosa alma.
Que convulsa tu presencia que me vendiste con una palabra y una promesa. Un segundo y vi la no vida. De ahí corri con mi alma a toda prisa al drama terrenal, sencillo y seguro por donde trasmina la luz.
Soy drama lo has dicho, que no infierno, lo tengo claro. Adios.
jueves, 28 de agosto de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Hola María Germinar, lo que escribes de Ángel me hace recordar una vivencia de alguna vida pasada, que me suena como a una historia de decepción que, sin embargo me parece interesante la forma en que planteas ese sentir. A mi también me gusta escribir. Pues escribir es muy bueno para el alma.
Soy Vanessa. Estudio psicología.
Publicar un comentario