Es hermoso el color de tu piel, recordarla colorea toda la imagen de dorado.
Era un color derramado y palpitante. En movimiento siempre.
Que alegría recordar el movimiento de tus manos con las que me pintabas el mundo en tu cabeza. Girabas tus dedos y tenía yo que seguirlos para entender la historia o la anécdota completa. Eso es gracia! Cuando el calor seco me agobia y se me olvida como era antes de esta sequía... busco tus manos y me bebo el dorado de tu piel para refrescarme un poco. Sí siento nostalgia pero me alegra pensar en ti. En la dicha de conocerte y de seguir teniendo el exacto timbre de tu voz en mi memoria. Te digo gracias por tu belleza, por tu sontisa, por fluir en medio de las cosas y compartirme la elegancia de tus manos.
miércoles, 25 de julio de 2007
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